jueves, 23 de febrero de 2012

Pausa para romper ataduras

En la recóndita caverna de los miedos
asoma su cara el ermitaño
no quiere descubrir lo que sucede
desea más bien pasar inadvertido
Se asombra de la fiesta de los necios
que arman a tropel mil aventuras
hacen castillos de insegura arena
sacada de quién sabe cuál desquiciado río
empapan de sabor sus bajos vicios 
en umbral de ciudades moribundas 
aplauden la muerte
antes que a un libro


Hago una pequeña pausa para romper ataduras


Afuera la vida es ilusoria
andan a la caza del que imprime disociable confesión

La patraña se desnuda anticipadamente 
luego adquiere esos tonos delicados de las flores 
que embadurnan letras inquisidoras


Al fin vencido salta hacia el cristal 
que al reflejo no es más 
y se estrella contra el mismo
en diametral búsqueda 
compuesto de los miedos del poeta
termina por sentirse ajeno y miserable








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