martes, 29 de enero de 2013

La Revolución que nos vio nacer" Fragmento.


Dónde van nuestros años, los días rotos, heridos por filosos dientes que destilan sangre y miedo

Dónde los huesos a correr, por cuales camposantos de pueblos sin nombres perdidos en la geografía del mundo

A qué se debe este holocausto desmembrado de caricias 
    
De por medio alza la semilla, su desgano sumergido en otra tierra, otro sueño injertado

Quién dirá de los muertos del recuerdo que aparecen de pronto reclamando espacios en las horas del sueño, espantados por dormir entre gente ajena

Cada noche un muerto salta entre los sueños
con las cuencas  insistiendo que pongan luz en la agonía

Aunque no sepa pronunciar nombres, ni recuerde fechas, cada angustia descompuesta, entretejida en queja de dolor apuñala el pecho

Si arrullara nuevamente la fina cantaleta de tus penachos la tarde de besos sobre la osadía

La delgada línea  de tus labios la azarosa vida de este exilio

Junto al viejo molino de las cañas, el dulce olor de los alcoholes, el sabor a mieles de tu pelo triste

Amada en mil aguas tu cuerpo he dibujado


martes, 22 de enero de 2013

Un sueño. William Blake. Inglaterra.

Cierta vez un sueño tejió una sombra
sobre mi cama que un ángel protegía:
era una hormiga que se había perdido
por la hierba donde yo creía que estaba.

Confundida, perpleja y desesperada,
oscura, cercada por tinieblas, exhausta,
tropezaba entre la extendida maraña,
toda desconsolada, y le escuché decir:
"¡Oh, hijos míos! ¿Acaso lloran?
¿Oirán cómo suspira su padre?
¿Acaso rondan por ahí para buscarme?
¿Acaso regresan y sollozan por mí?"

Compadecido, solté una lágrima;
pero cerca vi una luciérnaga,
que respondió: "¿Qué quejido humano
convoca al guardián de la noche?

Me corresponde iluminar la arboleda
mientras el escarabajo hace su ronda:
sigue ahora el zumbido del escarabajo;
pequeña vagabunda, vuelve pronto a casa."



Algo

Hoy que pienso en ti como la primera vez
siento al tiempo modelar otros matices
veo perderse la mirada en mañanas de café con leche
y ropas puestas tan de prisa para no romper la línea divisoria
entre sueños y discursos de batallas exaltadas
junto a niños que sin yo esperarlo desaparecían
Siempre justo al comenzar Septiembre la playa se vestía de abandono
sin poder adivinar los nombres nuevos de los compañeros
mientras los maestros habrían de par en par la vida


Pasajeros entre palabras fugaces. Mahmud Darwish. poeta arabe.


Pasajeros entre palabras fugaces:
Cargad con vuestros nombres y marchaos,
Quitad vuestras horas de nuestro tiempo y marchaos,
Tomad lo que queráis del azul del mar
Y de la arena del recuerdo,
Tomad todas las fotos que queráis para saber
Lo que nunca sabréis:
Cómo las piedras de nuestra tierra
Construyen el techo del cielo.

Pasajeros entre palabras fugaces:
Vosotros tenéis espadas, nosotros sangre,
Vosotros tenéis acero y fuego, nosotros carne,
Vosotros tenéis otro tanque, nosotros piedras,
Vosotros tenéis gases lacrimógenos, nosotros lluvia,
Pero el cielo y el aire
Son los mismos para todos.
Tomad una porción de nuestra sangre y marchaos,
Entrad a la fiesta, cenad y bailad...
Luego marchaos
Para que nosotros cuidemos las rosas de los mártires
Y vivamos como queramos.

Pasajeros entre palabras fugaces:
Como polvo amargo, pasad por donde queráis, pero
No paséis entre nosotros cual insectos voladores
Porque hemos recogido la cosecha de nuestra tierra.
Tenemos trigo que sembramos y regamos con el rocío de nuestros cuerpos
Y tenemos, aquí, lo que no os gusta:
Piedras y pudor.
Llevad el pasado, si queréis, al mercado de antigüedades
Y devolved el esqueleto a la abubilla
En un plato de porcelana.
Tenemos lo que no os gusta: el futuro
Y lo que sembramos en nuestra tierra.

Pasajeros entre palabras fugaces:
Amontonad vuestras fantasías en una fosa abandonada y marchaos,
Devolved las manecillas del tiempo a la ley del becerro de oro
O al horario musical del revólver
Porque aquí tenemos lo que no os gusta. Marchaos.
Y tenemos lo que no os pertenece:
Una patria y un pueblo desangrándose,
Un país útil para el olvido y para el recuerdo.

Pasajeros entre palabras fugaces:
Es hora de que os marchéis.
Asentaos donde queráis, pero no entre nosotros.
Es hora de que os marchéis
A morir donde queráis, pero no entre nosotros
Porque tenemos trabajo en nuestra tierra
Y aquí tenemos el pasado,
La voz inicial de la vida,
Y tenemos el presente y el futuro,
Aquí tenemos esta vida y la otra.
Marchaos de nuestra tierra,
De nuestro suelo, de nuestro mar,
De nuestro trigo, de nuestra sal, de nuestras heridas,
De todo... marchaos
De los recuerdos de la memoria,
Pasajeros entre palabras fugaces.

Breves.

Cercan las horas y la tarde despide labios ya rendidos
Sin saber la vida pone en su dilema un rastro
de conformidad inútil

Breves.

A dónde vas. Qué sol te custodia
la incierta historia te descubre
en tardes silentes de querencias
al lado opuesto de la muerte

lunes, 21 de enero de 2013

Varadero en alba. Richard Blanco. Cubano-americano

Hay nombres cincelados en el marfil de la arena,
peces rayados deslizándose a través de mis dedos
como fantasmas húmedos y fríos entre el coral,
una luz cálida creciendo, un vértigo que persiste;
vadeo la sal y las olas cronometradas,
frente a las pérdidas que deben ser comprendidas,
remos crucificados en la orilla.
¿Por qué no somos nada sin esta tierra?


Fragmento tomado de Internet.

martes, 15 de enero de 2013

Remembranzas


Los pasos perdidos de  la estación lejana
develan el rompecabezas
Es llegar al piso de una habitación que despierta
la infancia en piezas  al ocaso de la tarde que las junta
Entre tanta forma de colores y sentido único
Escaso tiempo que en la saga muestra
el pasado mundo que soporta
Traduce  pensamientos que se lanzan a exhibirse
desde el  verde claro de una playa 
Al seguir  el rastro de los sinsabores de pasillo largo y cuartos a la derecha
enfrenta  cuestiones que los años han borrado y nadie sabe del origen
La razón ingrata que le hundió en las venas tanta tarde de lágrima y  tareas
Pasan los días de naves piratas
pedido de carros de bomberos sin llegada
Es desde ese instante  que los sueños desbocan, imprecisas
ilusiones que no encuentra contener 
La memoria  se preña de misterio;  Incuba en desafortunada era
Ahora que las nubes no forman figuras conocidas
ni  engullen la línea del cielo las naves de otro mundo
la amenaza de fuego es solo coincidencia
Convertido en  niño corre tras la falda de una madre
que no puede saltar la única playa que perdió sus ansias
donde las sombras cobran vida solo cuando cae la noche

Desnuda. Roque Dalton. El Salvador




Amo tu desnudez
porque desnuda me bebes con los poros,
como hace el agua
cuando entre sus paredes me sumerjo.

Tu desnudez derriba con su calor los límites,
me abre todas las puertas para que te adivine,
me toma de la mano como a un niño perdido
que en ti dejara quieta su edad y sus preguntas.

Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo
pasa a ser mi universo, el credo que se nutre;
la aromática lámpara que alzo estando ciego
cuando junto a la sombras los deseos me ladran.

Cuando te me desnudas con los ojos cerrados
cabes en una copa vecina de mi lengua,
cabes entre mis manos como el pan necesario,
cabes bajo mi cuerpo más cabal que su sombra.
El día en que te mueras te enterraré desnuda
para que limpio sea tu reparto en la tierra,
para poder besarte la piel en los caminos,
trenzarte en cada río los cabellos dispersos.

El día en que te mueras te enterraré desnuda,
como cuando naciste de nuevo entre mis piernas.


viernes, 11 de enero de 2013

Miliciana. Olga Bernad. Zaragoza, España.




Voy a quemar el pueblo y sus iglesias.
Voy a descerrajar todas las casas,
los cofres, las malditas celosías
por donde llueve luz sobre las celdas.
Y voy a ajusticiar a los soldados:
los pondré de rodillas y de bruces,
los amaré hasta que se acabe el día
y les haré creer nuevas mentiras.


Tomado de la página: Eldígoras.com.