jueves, 5 de mayo de 2011

Cuento no. 1

 Más allá de estas palabras se tiende un puente . Has dejado correr las horas para analizar mejor a quién descubres, pero al cabo la soledad impera.


 Leo lo que escribes. Te recuerdo, serena, seria, poseída por las pasiones escondidas, característica de toda alma introvertida. Garabateo unas líneas y dejo a un lado la hoja, algo has escrito de pronto que ha llamado  mi atención.

Qué provoca confesarnos ante un desconocido, exponer nuestros sentimientos, desatar las correas que atan las muchas noches en silencio mirando la puerta abrirse, la misma mirada ajena, doblar la ropa, destender la cama acomodar la almohada con los mismos ademanes aburridos, meterse debajo de la sábana despedirse con un beso lanzado al aire y unas buenas noches artificiales que bien podrían ser perfectas en su rutina, deseo de sueños imposibles.

Y la sed queda, espera un mañana. Lanza de olvido, ignorada, en la esencia de una compañía que no provoca entusiasmo.

Cuentas cada pena con la viva estampa de una fotografía, te enrollas en tu espacio pidiendo a gritos ser escuchada.

La noche deja llegar un aire frío que va calando los huesos, por momentos no atino que escribir, es tal la andanada de sucesos  que opto por callar. Dejar que salga toda mi angustia.


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