martes, 30 de octubre de 2012

Para Saber. Elena L. Popescu. Poeta rumana.



Te he dejado viajar,
conocer la diversidad reflejada
en los más insospechados colores,
aromas o aspectos de la vida,
he guiado tus pasos inseguros
para vislumbrar en los espejos
donde reposas la mirada,
aunque sea un momento,
tu rostro desconocido.

Te he vigilado mientras volabas
de un continente a otro,
de un tiempo a otro,
para saber más
y más de la cara invisible
del milagro de los rascacielos,
de los templos olvidados en la soledad
de las cumbres inalcanzables de las montañas
o en la estremecedora profundidad de las cavernas.

Te inspiré cuando elegiste la costa
venturosa –ya te lo dije- de la península
para apreciar más aún la vida y para ver
más allá de los ciento de miles de brazos
de la que se llevó consigo la inmensidad de cuerpos
sin vida que siguieron viviendo
en las almas (que, de repente, hubieron de partir)
y en el corazón de los que quedaron sólo con los recuerdos vivos,
con lágrimas y con la provocación de entender...

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