Belkis Cuza Malé
Ayer, 27 de abril, se cumplieron 40 años de la oprobiosa autocrítica de Heberto Padilla y un grupo de escritores, entre los que me encontraba. Esa parodia tropical de los Procesos de Moscú se celebró, como recordarán, en la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba) en presencia de los miembros de la Seguridad del Estado y 150 *invitados*, especialmente seleccionados y cuyos nombres aparecían en una lista que dos empleados se encargaban de cotejar a la entrada. Nadie se llame a engaño: todo el mundo sabía desde el primer momento que aquéllo era una gran farsa, un ejercicio de contricción, con la hoguera ardiendo ya frente a nosotros. El libreto parecía espontáneo, pues Heberto tenía memoria de elefante y recitó cada palabra escrita un día antes en las mazmorras de la Seguridad del Estado y que habían sido previamente corregidas y editadas por la mano de los verdugos. Ni una coma ni un punto de más.Pero a ese discurso de arrepentimiento y autodegradación de Heberto hay que volver, hay que leer entre líneas y encontrar las claves. Cada una de sus palabras tiene un peso específico. Los que nada saben de nada y sólo ven lo externo, se pierden la esencia de lo que realmente estaba sucediendo.
Hace unos días mi querida amiga, la poeta y periodista Tania Díaz Castro me envió una pequeña foto que quiero compartir con ustedes. Es una foto única, de Heberto Padilla, la noche de la autocrítica en la UNEAC, aquél 27 de abril de 1971.
Salvo la filmación realizada por el cineasta Santiago Alvarez para el ICAI, y por supuesto, para Fidel Castro, nunca supe de ninguna otra cosa que no fuese el texto de la autocrítica de Heberto, publicada incluso luego en la Revista Casa, de la Casa de las Américas. Esta foto, que recoge un gesto muy característico de Heberto, ajustándose los espejuelos, forma parte ya de un trozo de pasado y terrible historia (observen el micrófono frente al rostro de Heberto) cuando el tirano quiso destruir a un poeta, y a todos los poetas, desconociendo las leyes espirituales que rigen el Universo.
Gracias por la foto, querida Tania.Y gracias a Dios por su justicia, siempre eterna.
Muchas bendiciones
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