El Gobierno cubano está molesto por el otorgamiento del Nobel de Literatura al escritor peruano- español, Vargas Llosa, y lo expone de manera insolente al mencionar que tiene baja catadura ética.
Ética, antigua palabra griega que se asocia a la expresión con libertad y respeto al que disiente de nuestros puntos de vista con el afán superior de convivir en una sociedad civilizada, culta y respetuosa de las distintas corrientes de pensamiento, entre otras cosas que significa y encierra, y que debido a la altura de sus miras se ignora en las dictaduras totalitarias.
No todas las opiniones son de nuestro agrado pero nuestra ética nos ayuda aceptando que tampoco nosotros tenemos la verdad absoluta, cosa que al despotricar el periódico oficial cubano, pasa por alto, en una gran dosis de malestar y ninguna aceptación de la libertad que el otro tiene para expresar sus puntos de vista.
Llamar dictador a Fidel Castro o decir en México que el PRI era una dictadura perfecta, solo reflejan la libertad de la que disfruta Vargas Llosa, a la hora de emitir un juicio de opinión, muy propio y posiblemente discutible por corrientes contrarias a su pensamiento, cuestión que no deja de molestar al tirano y a los políticos chupasangre del obrero en México.
Estoy convencido que la libertad de la que disfruta el recién estrenado Nobel de Literatura le permite decir lo que piensa sin mayor asunto que el discurso sonámbulo de algún títere que teclea la nota dictada desde una oficina más allá del diario.
Sin mencionar que durante 52 años la Revolución cubana destrozo tan brillantemente la literatura nacional que no veo calidad alguna para aspirar al premio que osan criticar en la persona de este fabricante de sueños, y sincero fustigador de las dictaduras y sus tiranos.
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