Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra
que cuidas y estercolas
Miguel Hernández
Cuando en la tarde fría se vea por el camino
de azadón al hombro tú figura
cansados los pies tras la faena
dejar que huya de tu sombra la silueta
que desgarbada y hosca la tierra ama
Sudado el corazón que la savia entrega
en la faena
de hojas y humo la jornada cumples
pones a mi mesa los manjares
ordeñados por tus manos
tan gastadas
Compañero de mis ojos cada día
apremias alzar por tu bondad lo dado
que puso Dios en ti creación de don supremo
para ofrecer la sangre
en pago a la humildad por tu osadía
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