Después de ver la boca sin fuerzas
que ha quedado a merced del requiebro
la furia al pasear la mirada en el mundo
como el que pone tristeza tibia de su aliento
en el pobre cementerio de los ojos adornados de prisa
puesta a cabalgar sobre los miedos infinitos del camino
hambreados y difuntos de palabras
Tan complejo el encomiable aspecto que al pasar parto y me detengo
entanto busco y no encuentro el destello que fue pasado y desprovisto
de todo aquello que se esconde a mi paso como si la vida me debiera
cuando solo fue una noche de naufragio lo ofrecido
un chispazo de locura
algo dado a cambio de otro tanto
que envuelve zigzagueante la trinchera donde mueren los dolores
sombra de hileras verdes al calor del mediodía
para olvidar lo poco que disfraza el esqueleto
al enfrentarse a la conciencia
cuando pide cuentas
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