se adueña de la espuma
atrapado en la piel que es de ambos un poco
La vista inquieta
al voltear su figura
no amaina el deseo
su desnudo bronceado
El aluvión de miradas
persiste
A lo sumo cede y calma los excesos
la potente marejada destierra sin saber
las cosas que dejan a su antojo
en la orilla de un foso sin vista a la playa
donde la mar se lleva
lo que a nadie importa
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