Sólo visibles para los que no duermen
El día se extendió lento como un manto de sombras
Sorda inquietud insomne de unos ojos que rielan
en la piel de los míos
Sorda quietud del alba para estar en los tuyos
Las aguas fueron dulces para ti en la alborada
Amargos los peciolos de unas flores que cantan
en la gruta de soles de unas lunas guardadas
a través de los meses donde se siembran cañas
Agua robé a los dioses para poder amarte
Las horas fueron lentas en sus flores de luna
maduras y relentes como no hubo ninguna
jamás sobre tu piel
La luz en sus ascensos entrelazó sus ramas
tejiendo nuestros cuerpos en un dulce bajel
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