A PacoMoon,
juglar del desierto
Borracho y vago el tritón me amó como una bestia. Ensangrentamos las piedras, nos bañamos en las aguas del desierto e hicimos brotar racimos de caracoles al bajar el sol. En la hora del perro grité entre las olas, fui jarana de cantos largos que vivía hacia el viento y el dibujo de una flor sobre una canasta. Su cuerpo marino también cantaba, suave laúd sobre la duna estrella. Los siete filos abrieron mis ojos, escuché trompetas.
–No puedo vivir sin ti- le dije,
él apaciguó la turbulencia y le creció una media luna al final de sus cuatro patas.
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