Ciudad desvencijada
Sueños atados al quicio de una puerta
Sombras diluyéndose en el libro de la vida
Corazón engullido
por la angustia y la desesperación
Piel ajada por las arrugas del dolor
Voces atrapadas
te llaman a las negras sombras,
a las tinieblas del ocaso.
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