Son las dos de la mañana el alma vaga
camino del mundo prisionera
marcha con su dolor
sin paradero
Trae consigo inseparable
tres compañeras
No importa que esté sucediendo afuera
del mismo modo las tres pasean
En la desierta vía llena de luz
los perros se aman sin el peligro de ser atropellados
se encuentran sin que nadie los importune
solo el aullar lo llena todo
no por ello dejan de mordisquearse
Aparece en la escena -inesperado-
alguien que no tiene destino
que camina sin rumbo
se cubre del frío sin sentir miedo
sin alarde de valiente
a mitad de la noche
deambula
A esas horas ofrece la calle su mejor momento
la tranquila envidia del silencio
permite que los pensamientos fluyan
la ciudad duerme su espera
renueva la esperanza
cuántos a está hora amán
dando realce a la rutina
intentan ofrecer variantes desinhibidas
nada nuevo que mostrar
Otros sin llama alguna escuchan voces
sincerar su pecho
La quieta atmósfera
solivianta a los perros
tras una esquina las almas se pierden en la niebla
el poeta carga con el hombre
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