domingo, 15 de septiembre de 2013

En la trampa del quehacer

Para quien busca refugio
abre la magia su entrega
en la roja tela 
de una piel de verano
deseando ser molida 
a golpes de tristeza

Entrelazada grieta 
filtra un sol desvanecido
que desconoce la indiferencia
en la cual camina 
mira de soslayo al hombre
que arma palabras en voz alta
destinataria de sus vivencias
recurrente idea hablar con Dios
cosa típica de un modo de locura
donde no caben suspicacias 
que arriman y tuercen remolinos
de fuegos en la piel
allí donde se han de perder los horizontes 
en peligroso despeñadero 

Arden los bosques del cuerpo
con sus miserias puestas a doler
entre las pruebas absurdas de la vida
por entredicho una disculpa,
usted perdone por no ser lo que esperaba
mañana será otro día, 
trayendo su propia disyuntiva
pero por favor no deje de leer mi página
en ella alguna vez habrá un mensaje 
que descubra el ingrato proceder
de quién ya no aspira ser poeta




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