No puedo leer sin mirar los ojos
mujeres burguesas perfume de flores
compuestas de Hola y Quién semanales
hechas al ovillo de la cama y la cena
incapaces de ir al baño descalzas
mucho menos letrinas a cincuenta pasos
de la casa
Me gustan sus poses combativas desde
el mejor café de la ciudad imaginada
componiendo al mundo que desconocen
sin saber de liendres y de hambre
Parecen muñecas de revista antigua
que las niñas del campo
visten a su antojo
hasta que las hojas rasgadas
las dejan desnudas
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