sin pretender lograrlo que es sueño
vano
Atemperar creer que lo dominamos
tal si fuera un astado que bravío
corre por una calle
Vuelto furia tras de algún ingenuo
que lo pretende burlar
Pasa sin dueño
similar a un relámpago
que la tormenta dibuja
La piel tiembla, erizan los vellos
lleno el cuerpo de sudor frío
Ante la muerte sucede lo mismo
se llega por dos vertientes
aquella que nos sorprende
la otra que nos avisa
Muerte al cabo
indescifrable modo de comportarse
Se acepta el beso de su presencia
si al convocarnos hemos llorado y
reído
si hubo encuentros secretos
y se mordió hasta saciar el labio deseado
Un atardecer regalarnos, la caída
indefinida del horizonte
ofrecida a modo la frase irrepetible
sin tener dónde plasmarla
El mejor poema: la querida tierra
que de pronto se volvió
impensada propiedad del corazón
Saber que hemos dejado de ser nómadas
simple turista por un año
Para morder el polvo, como un hijo cualquiera