Una mañana la mente
repleta al paso
de antiguo vuelo, retorna con nuevo brío
calles del barrio
amigos de la infancia
todo lo que hicimos aquel verano único
aparece ante la vista en largo sueño
la niña que mira embelesada
sin llevar más sujeción al pecho
que un hondo suspiro
Sentir los olores del jardín
la fuerza con que el agua
salta de la manquera al pasto
El olor del café carretero confundirse
con el pregón del vendedor de rosas
¡Príncipes negros
Gladiolos
lleve usted los bellos girasoles!
Una mañana pasa y la vida cierra la puerta tras de sí
sin importar más nada
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