Tú das felicidad inesperada al que busca
en dos calles desembocas al mar
Sube por ellas la reverberación de tu cintura
Fino olfato de galanes ofrecidos
lluvia de cristales cortados a escala
das como quien sabe
Dar agua a sorbos al sediento
Veo flotar dos puntos suspendidos en la tarde del recuerdo
Demoras en pasar como el hambre y la sed
Si es que solo miento a mis visiones
Una Ceiba crece en medio de la nada
Donde el agua de la vida llega a los tobillos
Hasta ahí crece la hierba repleta de roció
Funde al caminar la palidez en único tesoro
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