El tiempo de olvido
se lleva lejos la ceniza
los arboles peinan despedidas
ante los destellos y el crepitar furioso
teje manos laboriosas en senderos agigantados
Las poderosas lenguas de sus dedos
abrazan los cuerpos al cubrirlos
aquellos que no sienten quemarse
prefieren mentir
asumen ocultos tras una muralla de prudencia la tempestad de sus instintos
al polvo vagan en circunstancias oscuras
por los poros de una piel que detuvo sus inercias
Más qué canto nuevo traerá al amanecer la lluvia
la piedad que marca en los caminos
huellas presurosas de venados
salvados de la flecha ardiente de lo incierto
para caer ante la trampa desconocida
En su flotar el aire ahuyenta los olores que canta la desgracia
de la naciente brisa una promesa de bosque joven
alza la llama devoradora el ardiente crespón en su lamida
detestable sabor amargo desbrozado
entre la selva virgen
tesoro que desboca la piel de madera que pide tregua
escrita en mil historias que le intrigan
2 comentarios:
Si esas cenizas sirven para permitir un renacer
que bienvenidas sean
y ojala nunca sean para el bosque del olvido
o del nunca jamás...
Da para muchas aristas tu poema...
muchas y eso es lo valioso en suma
y lo importante es compartir nuestras ideas ...
Un gran abrazo amigo!
Siempre quedo con la boca abierta ante tus palabras, eres la sensibilidad hecha mujer, eso lo encierra todo, hace que las palabras sobren. Me dejas pensando de más. Un saludo grande y sinceramente cariñoso.
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