De tinta un papel cualquiera
los versos aferra
en su sola presencia dan porte al artista
deslumbran con sus frases maquilladas
señora o señorita con esencia de Lavanda trasnochada
agrios tonos se ven luego nacer
bajo la estrofa acelerada a la luz de un café de puerto
en la ciudad que nunca muestra
confabulados al escritor y un mal talante de editor
no mide en valorar la rima
desdibuja hacia el final
ahora empobrecido la mano que la rima pudo salvar
adquiere vida propia
defiende su epitafio
olvido luce en hermandad de letras
redobla la belleza en su anónimo pasado.
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